sábado, 16 de julio de 2016

Sólo tú puedes conocer tus límites



Como se puede ver en este video, una condición física, sensorial o psiquica diferente no impide conseguir sus sueños, tan sólo hay que querer. Habrá personas que puede que te digan que no puedes hacerlo, pero sólo tú puedes saber si puedes o no.

Como todos los seres humanos, las personas con esas condiciones diferentes, nacen, crecen, se relacionan con otros seres humanos, se reproducen y mueren.


Como pone en el dibujo de la izquierda, la discapacidad solo es una condición de vida, por eso, y por lo mencionado en mi anterior artículo "Fuera etiquetas", a mi no me gusta decir discapacidad sino llamarlo "condición" porque esas condiciones no limitan para hacer lo que queramos, como aprender a programar, jugar a baloncesto, o hacer gimnasia rítmica, entro otros ejemplos.

Volviendo a la frase "los seres humanos, nacen, crecen, se relacionan con otros seres humanos, se reproducen y mueren", por desgracia, para algunas personas con otras condiciones, la partes de "se relacionan con otros seres humanos y se reproducen" no es así. Algunas veces porque están influenciados por otras personas y crecen pensando en que no pueden, y viven en un mundo ajeno a la realidad que va evolucionando mientras ellos se quedan estancados. Por ejemplo, hay gente que les dicen desde pequeños que no pueden viajar, o no pueden hacer esto, o lo otro. Y se crean un "área de confort" del que no salen.

Hoy en día escuchamos que los niños y los jóvenes, por culpa de las nuevas tecnologías, no salen a jugar a la calle y se relacionan poco con chicos de sus mismas edades. Pues con las personas con con otras condiciones en muchos casos es lo que ha pasado siempre, por miedo de los padres a mostrar a su hijo/a "diferente", miedo a que se hagan daño o les pase algo, aparte de que estaban en una sociedad que tampoco les aceptaba, y hoy en día, las nuevas tecnologías lo han empeorado, igual que ha pasado con el resto de los niños y los jóvenes.

Por ejemplo, hay gente que tiene incontinencia urinaria y por miedo a que los demás se enteren y se puedan burlar, o huelan mal, les da vergüenza y no salen de casa. O porque no pueden seguir el ritmo de sus compañeros, o simplemente, porque para poderlo hacer necesitan ayuda de una tercera persona y no se atreven a pedir que les ayuden. Sin embargo, eso son sólo son pensamientos, que los impiden salir de casa. Es verdad, que el olor a pis, por ejemplo, no es agradable para nadie, pero si una persona se relaciona con otras personas, y esas otras personas saben cual es el problema, no les importa tanto ese olor, porque lo que ven en la persona afectada, no son los olores, sino la forma de ser de esa persona.

Es verdad, que la idea de la sociedad de hoy en día de cuerpos bonitos y buenos olores, no ayudan mucho y eso hace que estas personas no salgan. Pero, una vez das el paso de salir de casa y relacionarte con otras personas es cuando te das cuenta de que hay personas que conforme te van conociendo, no les importa esos "defectos".

Esos miedos al "que dirán" o "que pensarán" o el creer que no pueden, hacen que esas personas no salgan a cosas tan simples como caminar, quedar con los amigos, ir a tomar algo, ir al cine o a la biblioteca.

Otras veces, esta vez hablando sobre lo físico, se piensa que no podemos ir a ciertos sitios, porque están "muy lejos" o con "cuestas muy altas" y así se lo dicen a esas personas, la gente que les rodea. Aquí os pondré un ejemplo mío:

Yo, de joven, hubo un día que me hice unos 7 u 8 kilómetros andando. No los hice seguidos, sino en tramos, aunque el tramo más largo fue de 3 kilómetros sin parar. Luego estuve una semana sin moverme tan apenas de las agujetas que tenía.

Pero hace unos meses, empecé a salir después de estar varios meses sin apenas moverme, sólo hacia paseos de unos pocos cientos de metros, y un día se me ocurrió hacer una caminata de aproximadamente 2 kilómetros. Me volvieron las agujetas y estuve otro mes sin salir.

Pero volví a intentarlo, empecé con caminatas pequeñas, pero diariamente no fallaba. Hoy en día mi recorrido hago unas caminatas de 1,7 kilómetros de media, llegando a superar alguna vez los 3 kilómetros y medio. Y lo mejor de todo es que, aunque a veces he sentido dolor de piernas, no me he tirado un mes sin volver a salir por agujetas porque mi cuerpo se ha acostumbrado a caminar.

Aún hay personas que cuando les digo de ir a un sitio me dicen que no puedo ir hasta allí. O si les digo que he subido por unas calles muy empinadas se sorprenden de que haya podido hacerlo.

Y es que el único que de verdad sabe lo que puedes saber tus límites, eres tú. Y para eso debes de probarte a ti mismo. Si quieres viajar, viaja. Si quieres salir al cine, ves.

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