La
acondroplasia es un trastorno genético que afecta al crecimiento
óseo y causa el tipo más común del enanismo, siendo responsable
del 70% de los casos. Se engloba dentro de un grupo de enfermedades
denominadas condrodistrofias u osteocondrodisplasias.
Normalmente,
durante el desarrollo fetal y la niñez, los tejidos cartilaginosos
se convierten en huesos excepto en lugares como nariz y orejas. En
los individuos con este trastorno este proceso se desarrolla de
manera anormalmente lenta, especialmente en los huesos largos (como
brazos y piernas) lo que provoca huesos cortos y baja estatura. Por
tanto, los individuos afectados tienen brazos y piernas muy cortos,
aunque el torso tiene un tamaño prácticamente normal. El tamaño
medio de un varón con la enfermedad es de aproximadamente 1,31
metros y el de una mujer es de 1,24 metros.
La
apariencia característica del enanismo causado por acondroplasia se
observa desde el momento del nacimiento. Por lo general estos
pacientes suelen tener la cabeza grande, la frente bastante
prominente y la nariz achatada en la zona del puente. En ocasiones,
el gran tamaño de la cabeza es debido a la hidrocefalia (exceso de
líquido en el cerebro) y requiere cirugía. Por otra parte, las
manos suelen ser pequeñas, con una separación entre los dedos media
y anular (mano tridente) y los dedos rechonchos. Los pies son, por lo
general, cortos, anchos y planos. Además, suelen tener el tono
muscular disminuido y suelen presentar estenosis raquídea, así como
cifosis y lordosis, curvaturas anormales de la columna vertebral.
Los
problemas de salud asociados a la acondroplasia suelen ser problemas
respiratorios, normalmente apnea (la respiración disminuye o se
detiene por períodos cortos), obesidad e infecciones de oído. Las
personas de una edad más avanzada suelen padecer a menudo dolores de
espalda.
Los
niños afectados presentan un aumento en la morbilidad durante los
primeros años de vida debido a complicaciones neurológicas. Por
otra parte, la inteligencia de estos individuos no se ve afectada.
No
existe un tratamiento especifico ni una cura para la acondroplasia,
pero muchas de las complicaciones se pueden tratar de forma eficaz.
Los niños con esta enfermedad suelen someterse a seguimientos
continuos de su desarrollo con el objetivo de tratar cualquier
complicación que pueda surgir, como la hidrocefalia, la comprensión
de la médula espinal, etc. En ocasiones se realizan intervenciones
quirúrgicas para extirpar las amígdalas o adenoides (tejido
linfático cerca de la garganta) para mejorar los problemas
respiratorios. Otros problemas derivados de este trastorno, como la
cifosis (una deformación de la columna vertebral) puede corregirse
mediante aparatos ortopédicos. De igual manera, para evitar la
pérdida de audición debida a las frecuentes infecciones, se
necesita a menudo la colocación de tubos pequeños de drenaje en el
oído medio.
Los
niños que padecen acondroplasia suelen engordar desde pequeños, por
lo que se les debe controlar nutricionalmente para que esta situación
no agrave más los problemas en el esqueleto.
Algunas
investigaciones están evaluando el posible uso de la hormona humana
del crecimiento para aumentar la altura de los niños afectados, sin
embargo este tratamiento no ha demostrado todavía resultados
significativos. Existe la posibilidad de realizar intervenciones
quirúrgicas para alargar las piernas y aumentar así la estatura de
los individuos afectados, pero es un tema polémico debido a que son
intervenciones muy prolongadas y que implican numerosas
complicaciones. Se recomienda que si se llevan a cabo este tipo de
intervenciones, se realicen en centros con mucha experiencia.
¿QUÉ
GENES ESTÁN RELACIONADOS CON LA ACONDROPLASIA?
Las
mutaciones en el gen FGFR3 son las que causan la acondroplasia. Este
gen proporciona las instrucciones para la formación del receptor del
factor de crecimiento fibroblástico tipo 3, una proteína
relacionada con el control de los procesos de crecimiento de las
células cartilaginosas, cuya mutación provoca una disminución en
la proliferación y crecimiento de estas células que lleva a un
menor crecimiento longitudinal de los huesos produciendo los síntomas
característicos de la enfermedad.
¿CÓMO
DE FRECUENTE ES LA ACONDROPLASIA?
La
incidencia de este trastorno varía entre uno de cada 25.000 a uno de
cada 40.000 bebés nacidos. Ocurre en todas las razas y en ambos
sexos por igual. En España se estima que existen aproximadamente
unas 1.000 personas afectadas.
¿CÓMO
SE HEREDA LA ACONDROPLASIA?
La
acondroplasia se hereda siguiendo un patrón autosómico dominante,
es decir, una copia del gen alterado es suficiente para que se
produzca la enfermedad. Sin embargo, el 80% de los casos se deben a
nuevas mutaciones, es decir, ninguno de los padres padece la
enfermedad, por lo que las mutaciones en el gen se produce de manera
espontánea.
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